Facwett y la ciudad perdida de Z

Facwett y la ciudad perdida de Z

La biografía de Percy H. Facwett está trufada de misterios, el primero: cuándo murió. O si verdaderamente está muerto. Porque hay quien defiende que ha alcanzado la inmortalidad tras hallar la ciudad perdida de Z en el corazón del Amazonas. Comencemos por los datos contrastados. Percy H. Facwett fue un brillante explorador perteneciente a aquella gloriosa estirpe de aventureros que, en época victoriana, escribió páginas memorables desde los polos a los Himalayas, África o Suramérica, el territorio preferido por Fawcett. Tras servir en el ejército de su Majestad británica, también como espía en el norte de África, optó por la exploración. Así, en 1906 se inició llevando a cabo trabajos de cartografía de un área desconocida en la frontera entre Brasil y Bolivia. La selva suramericana le atrapó con tanta fuerza que se convertiría en su pasión durante décadas y, a la postre, en su tumba.

Se convirtió en un personaje célebre que cautivaba al público con sus aventuras -le llamaban el David Livingstone del Amazonas- e inspiraba a escritores amigos como Conan Doyle. El padre de Sherlock Holmes escribió El mundo perdido inspirándose en las aventuras de Facwett. En 1925 Facwett dio inicio a una aventura que tenía como meta una auténtica quimera. Una ciudad perdida en el corazón de la Amazonía brasileña que él mismo bautizó como "Z". De alguna manera, continuaba así una larga tradición, que se remonta a los conquistadores españoles, de intentos vanos por hallar un mítico Eldorado en el cono sur. Facwett, su hijo Jack y un amigo se adentraron en la selva en busca de esa ciudad no sin antes enviar un mensaje a su esposa en el que le conminaba a no temer su fracaso. No se volvió a saber de ellos.

Plaza & Janés acaba de publicar una biografía de Facwett, titulada La ciudad perdida de Z. La última expedición en busca de Eldorado" y escrita por D. Grann, en la que se repasa la apasionante vida de este explorador que terminó con el misterio sobre lo que le ocurrió mientras trataba de hallar esa ciudad perdida. Un enigma que alentó a multitud de expedicionarios, a imagen de Stanley en busca de Livingstone, en pos del desaparecido Fawcett, encontrando ellos mismos la muerte en el intento. La última de estas expediciones tuvo lugar en 1996. La falta de datos disparó las imaginaciones sobre lo corrido: desde horribles muertes entre los anillos de anacondas o las mandíbulas de pirañas a un voluntario retiro como jefe de una tribu de indios. Los hay que incluso defienden que alcanzó Z y la fuente de la eterna juventud que guardaba tras sus murallas. Y es que en vidas como las de Facwett leyenda y realidad tienden a confabularse.

Sebastián Álvaro, creador de Al Filo de lo Imposible.