El Madrid no jugará la final de la Liga de baloncesto que ya se avecina. Tampoco estuvo en la de la Euroliga. En la de la Copa sí, pero cayó con estrépito ante el Barcelona (80-61). No se puede decir que haya sido una buena temporada. Y no será porque el club regateara recursos. Contrató a Messina, considerado el mejor entrenador del baloncesto europeo, y fichó a doce jugadores. Hubo de todo: figuras consagradas (Prigioni y Garbajosa), estrellas en ciernes (Velickovic y Tomic) y jugadores que aún no se sabe a qué vinieron (Almond, Dasic y Samb). Como el balance es decepcionante, cuestionar a Messina es lógico. Hasta él mismo puede que tenga dudas. Echarle, en cambio, sería un paso atrás. Supondría comenzar otro proyecto desde cero.

Messina ha podido gestionar mal la plantilla. Cierto. Mas de los errores se aprende. Además, la presión que hay en el Madrid no la hay en otros muchos equipos. Ya también lo sabe. En el Madrid no hay proyectos a largo plazo. Eso es malo y, como es malo, iniciar un proyecto con otro técnico sería reincidir en el error. Si Messina tiene acreditada fama, merece una temporada más, aunque esta vez sería sin red. Ya sabe lo que vale cada jugador y ha tenido tiempo para ver en el mercado cómo se puede mejorar la plantilla. Será el momento entonces de exigirle resultados. En el primer año no hay entrenador en el mundo que los pueda garantizar. Es verdad que Messina se ha quedado corto y tiene una deuda con el Madrid. Pues su crédito le obliga a saldarla.