La Roja nos dejó ayer fríos, preocupados y hasta pesimistas. No hizo tan mal partido, pero perdió. Cuando esto sucede hasta el más romántico prefiere ganar jugando mal. Por primera vez había comunión entre la prensa española y los propios jugadores en señalar a la Selección como candidata real al ganar el Mundial. La realidad del favoritismo no venía sólo de la parte periodística, sino que se recibía bien, con humildad y prudencia, por la caseta, por primera vez receptiva a ese cartel de favoritos.

La victoria en la Euro 2008, donde aprendimos a ganar, era un credencial importante para creernos favoritos. Y llevar una sola derrota en 25 partidos, jugando casi siempre bien, también. El problema es que un Mundial es la Champions. Igual que Madrid, Milán, United, Bayern Múnich y Barça son siempre candidatos a ganar la Champions, en la Copa del Mundo siempre son Brasil, Italia, Alemania, Argentina e Inglaterra. España viene de ganar la Europa League, de manera formidable, eso sí, pero ganar la Champions es otra cosa. España, si fuera un club, sería como el Sevilla, el Valencia, el Deportivo o el actual Atlético. Y ganó una Copa de Ferias en 1964 y una UEFA en 2008. Pero para ganar la Champions (¡aún podemos ganarla!), no se puede descuidar ningún detalle. Cuanto más se trabaja, más suerte se tiene...