De la Calle Melancolía a la Avenida de la Alegría

De la Calle Melancolía a la Avenida de la Alegría

Esa cultura del fracaso, esa estética de perdedor Sabiniana, esa Calle Melancolía en la que vivía el Atlético (cada vez le queda menos en el Paseo de Los Melancólicos, por cierto), aquello de "¡Somos El Pupas!" (maldito el día que salió la expresión de los labios de don Vicente Calderón, una de las pocas que se pueden reprochar a aquel gran presidente), todos esos lugares comunes para justificar los desencantos en ciento siete años que lleva el Sentimiento Atlético de sueños y alegrías, quedan sin ningún sentido con la victoria del viernes en Mónaco. Nunca tuvieron mucho sentido, porque, ¿si el Atleti es El Pupas como habría que calificar a todos los equipos, la gran mayoría en España, que no han ganado lo que el Atleti en su historia? Para que se te escape una final de Copa de Europa por el gol del innombrable Schwarzenbeck tienes que haber llegado a la final de la Copa de la Europa. Y por más que llevara catorce años sin levantar una copa, triunfar en la primera edición de la Europa League (también ganó la primera edición de la Recopa) no es de un equipo perdedor.

Sucede que ese fatalismo histórico viene muy bien en periodos de crisis, pero no se sostiene mirando el palmarés colchonero, al que ha sumado esa Supercopa de Europa. Esta noche inicia la Liga ante el Sporting. Los agoreros ya vacilan con un tropiezo seguro porque el Atleti siempre pierde cuando festeja algo. Quique Sánchez Flores ha preparado el partido como la final ante el Inter. Respeta a los de Preciado, pero no se le pasa por la cabeza un tropiezo. Quique (¡mira que ha costado alabarle!) se ha ganado a los atléticos en los torneos del KO. Y ahora quiere conquistarlos en el torneo de la regularidad. Con rotaciones, con metodología y sin oír hablar de El Pupas. Nunca más. El Atleti habita la Avenida de la Alegría.