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Y en el peor momento surgió Rudy

Actualizado a

Lo de Navarro se daba por hecho. El tipo es así. Mientras tú estás mirando la tele con los ojos entrecerrados y dificultades para respirar por el miedo y los nervios, él está enchufando tiros como quien silba. Así que lo suyo fue un día más en la oficina: 11 puntos en los últimos 4 minutos para cerrar el partido y a cenar. Enorme. Pero las mejores noticias de cara al futuro habían llegado antes. Primero, con el paso adelante de un banquillo que las dos veces que entró en juego lo hizo en desventaja y lo abandonó ganando. Y luego, en el momento decisivo, apareció Rudy.

Fue un minuto y medio, pero fue todo el partido. A falta de 5:30, con Grecia acechando a sólo un punto (58-57) y España ahogándose en un ataque espesísimo, se inventó un triple imposible para darle aire. En la réplica griega, cuando se nos escapaban demasiados rebotes defensivos, fue él quien cazó el rechace y remató la faena provocando tres faltas en el siguiente ataque, la última haciéndole el lío ni más ni menos que a Diamantidis, seguramente el mejor defensor de Europa, para sacar tres tiros. Sólo metió dos, pero dejó la cosa 63-57 y España ya no miró atrás. Era básico para la Selección que Rudy se quitara las telarañas de su año horrible en Portland­. En la fase previa fue sumando porque es demasiado bueno como para no hacerlo, pero las sensaciones eran grises. Hasta ayer cuando, ante la atenta mirada de Spike Lee (fanático de los Knicks, que son el máximo pretendiente del mallorquín), Rudy resucitó. Y España avanza.