La Vuelta ha recuperado a la afición. Todo el mundo ha quedado contento y se ha enganchado a la carrera. Ha habido récord de asistencia en casi todas las etapas. Me recordaba los años setenta, cuando yo estaba en el pelotón. En todas las localidades había pasillos de público. Deportivamente ha sido preciosa desde el principio al final. Prácticamente no ha habido ni un solo día sin interés. Y también me ha gustado la actitud de los ciclistas. En años anteriores siempre había algunos equipos que se tomaban la carrera como un trámite a cumplir. Esta vez todos se han empleado con seriedad.

Ypara postre, también ha sido bueno el desenlace. Si Ezequiel Mosquera llega a ganar, nos hubiera encantado a toda la afición española, pero su triunfo no habría tenido tanto impacto a nivel internacional como lo va a tener el de Vincenzo Nibali, un corredor joven, de gran proyección para el futuro al que seguro que le veremos ganar alguna vez el Giro de Italia y quién sabe si el Tour de Francia. Cuando esto pase, espero que todos recuerden que su primer gran victoria la consiguió en la Vuelta, una carrera que le va a dar el espaldarazo y la confianza para terminar trasformándose en la gran figura que esperan en Italia.