Afirman los pericos que su cantera (pese a que lo quisieron echar no hace mucho) tiene al gran Vázquez del fútbol español. De nombre Álvaro y de rol, delantero. Problema para él, las comparaciones con Tamudo. Pero el culé tampoco se queda corto. Su prodigiosa estructura de fútbol base impulsa a la elite a otro Vázquez, de nombre Víctor y de rol, ideólogo con la pelota en los pies. Su inconveniente: la enorme competencia existente en la mejor plantilla del mundo.

Su momento llegó con la cuarta lesión de Jeffren. Víctor hubiese preferido aparecer en otras circunstancias, pero la situación no está como para despistarse. Desde que despuntara en Brunete con los niños del fútbol 7, el Vázquez azulgrana fue subiendo escalones, hasta que tras tropezar se reventó la rodilla. Decidió no rendirse y ahí lo vieron. Jugando, deslumbrando y anotando con la derecha, su pierna buena, la que debe, esta vez sí, acomodarle entre los grandes