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ACB: no matemos al mensajero

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Los clubes de baloncesto han tardado nueve años en darse cuenta de la realidad: la ACB es un negocio ruinoso. Nueve años son los que han pasado desde que, finalizado su contrato con Canal +, la ACB se emite en abierto. La ACB creyó que su producto se iba a revalorizar con audiencias millonarias, pero las emisiones en abierto son como la bolsa: las audiencias determinan el valor del espectáculo. En el caso de la ACB cayeron en picado. El sistema de competición gusta al entendido, pero aleja al aficionado. Esta temporada la media es de 265.000 telespectadores. Si la ACB mantiene que la culpa es por darse en Teledeporte, seguirá haciéndose trampas en el solitario. Cuando en Teledeporte algo interesa, se ve. Ejemplo, los partidos de Nadal.

Ahora los clubes quieren que se vaya Portela, la persona que los preside. Mas eso es matar al mensajero. La ACB, no nos engañemos, es lo que los clubes quieren. Sólo son 18. Con 10 votos se consigue hasta una moción de censura. Si las cuentas son opacas o la estructura es desmesurada, no tienen más que levantar la mano. Dicen que el mantenimiento de la ACB cuesta 12 millones al año y que los clubes sólo ingresan por televisión entre 200.000 y 70.000 euros. Será porque lo han permitido. Ahora quieren cambiar el modelo de gestión. Pero que no se queden ahí. Fuera hay millones de clientes esperando un espectáculo emocionante y atractivo, no el cese de Portela. El potencial del baloncesto es enorme y a ver si los clubes se dan cuenta por fin de ello.