Rojita, patria querida...

Rojita, patria querida...

Salió la historia tan redonda que fue Adrián el que la rubricara. Una victoria bellísima, fundamental, reactivadora. Un paso de gigante hacia los JJ OO. Él, asturiano de Taverga e hijo de minero, el delantero que más críticas estaba recibiendo, se convirtió en el objeto punzante que requería el juego de este equipo. No hay selección enfrente que pueda drenar el caudal creativo de Thiago, Mata y Ander. Pero hacía falta sacar punta a ese tiqui-taca para que no resultara estéril. Y así fue.

Coincidió su reacción con una nueva muestra de sincretismo con Mata. El valencianista le asistió en sus dos goles y se alegró por él como el que más. No es de extrañar. Ambos son paisanos, amigos desde hace tiempo, compañeros de habitación en Dinamarca e inseparables en esas horas muertas de concentración. Por eso la alegría de ambos tuvo un sentido especial en la 333. Cutu, como le dicen a Adrián, y Mata, su pasador, gritaron con acento asturiano: "Rojita, patria querida".