El axioma dice que ni siquiera el mejor entrenador del mundo puede hacer campeón a un mal equipo. Tras la experiencia de Messina en el Real Madrid podría añadirse que ni siquiera el club más laureado y el técnico más prestigioso del momento tienen por fuerza que formar un matrimonio idóneo. Discutir el potencial madridista o la calidad de Messina me parece absurdo. Digamos, sencillamente, que no encajaron.

Una auténtica lástima porque incorporar a un maestro como Ettore al baloncesto español es una ambición largamente perseguida y que, desdichadamente, no ha tenido continuidad. Messina y sus colaboradores se equivocaron al efectuar a su llegada ocho cambios en la plantilla del conjunto blanco. Además, conformaron un grupo con demasiada edad y muy vulnerable a las lesiones. Sobre esas aguas pantanosas fue imposible construir un buen proyecto. Pero no queda rencor para nadie porque en deporte hay que admitir siempre los aciertos y los errores. Bocca lupo en América, Ettore.