Un encuentro plagado de alicientes para el espectador

Un encuentro plagado de alicientes para el espectador

No es lo mismo una final de Champions, como broche de oro a grandes campañas, que un partido de pretemporada en tierras americanas. Sin embargo, el enfrentamiento entre Manchester y Barcelona reúne todos los alicientes para que la emergente afición estadounidense disfrute sin reservas del espectáculo. Por un lado, el conjunto inglés querrá tomarse, si puede, cumplida revancha de lo ocurrido en mayo, cuando se vio superado de punta a cabo por los azulgranas. Con más rodaje y menos ausencias en sus filas, tiene aparentemente ventaja y no es cuestión desaprovecharla. El Barcelona, con apenas carga física, ha pasado directamente a los amistosos de máximo nivel y no parece irle mal, como lo demostró en Alemania.

De mis tiempos del Manchester ya sólo quedan dos jugadores. El defensa Ferdinand y Giggs, pieza clave, pese a su veteranía, en el sistema de Alex Ferguson, el incombustible técnico que me tuvo a sus órdenes. Normal para alguien como yo, que ya camino de los cuarenta y todavía me mantengo en activo. El último en marcharse ha sido el guardameta Van der Sar, que deja un hueco muy difícil de cubrir. Tengo muchas ganas de ver al joven De Gea, un portero de físico parecido, pero que deberá enfrentar su insultante juventud a la gran veteranía que tenía el meta holandés. De momento, Ferguson, que apostó por él, le regaló elogios tras su debut. Ante el Barcelona puede encontrar un espléndido escaparate para afianzarse.