Prosikito, el cigarro y la leyenda

Prosikito, el cigarro y la leyenda

Aquel rubio desgreñado en el Real Madrid? Quizá les suene de algo: una Copa del Rey en tres años de dominio y buen fútbol azulgrana. Solo que Benito Floro, para lo bueno y para lo malo, no era Mourinho. Será eso, y que el fútbol es injusto. Igual que nosotros, que usamos nuestros recuerdos de mala manera.

Seguro que muchos guardan la imagen, distorsionada, de un Robert Prosinecki fracasado, abatido, fumando en el vestuario, con camiseta de tirantes. En realidad todo empezó con aquel transfer que nunca llegaba, un auténtico macguffin que llenó nuestras vidas (y los programas de radio) en 1991, durante su fichaje. O, si acaso, le recordamos en los partes médicos por lesión muscular de aquel Real Madrid de abigarrada camiseta Hummel, y entre los fichajes del ocaso como entrenador de Cruyff en el Barça.

O peor aún: quizá sean ustedes cinéfilos. Entonces, ni Tintín, ni el regreso del nuevo Batman de Christopher Nolan, ni Misión Imposible 4. El filme que los cinemaníacos llevamos años queriendo ver estrenarse es Prosikito, la película, como anunciaban en aquel anuncio que tanto daño hizo a su leyenda. Sí, leyenda. Porque fue un futbolista excepcional, que jugó tres Mundiales con dos países y alcanzó semifinales; que ganó la Copa de Europa con el Estrella Roja, deslumbró a Oviedo un año y paseó su talento por media Europa esperando que alguien le diese el cariño suficiente. La pena es que sólo empezamos a dárselo después de salir en un anuncio.