Ya está bien del eterno pesimismo

Ya está bien del eterno pesimismo

Será la forma de ser del cántabro (y del santanderino en particular entre los que, por supuestísimo, me incluyo) que casi siempre ve el vaso medio vacío. Ese pesimismo innato que siempre florece, ya sea con razón o sin ella; si hace bueno, se volvió a equivocar el del tiempo, pensamos más en lo que tardará en torcerse el día y sacamos la chaqueta, por si acaso. Y si hace malo, el tiempo aquí es una porquería y qué se le va a hacer. Trasladándolo al Racing, este sentimiento se multiplica por mil, y ahí yo no me siento identificado. Si las cosas arrancan bien, es por suerte o porque el calendario nos ha favorecido; y si van mal, todos los agoreros salen y reclaman la primicia, la tan manida frase "ya te lo había dicho yo...", disfrazando de realismo su verdadera faz, la de pesimista recalcitrante, un ser humano amargado que nunca se contenta por nada y le exige al Racing el juego y los números de Madrid o Barça.

Esta temporada, los racinguistas que forman parte de este grupo de Calimeros hace meses que han sacado su tienda de campaña y ya ven al equipo en Segunda. Todo son zancadillas: la Ley Concursal, no hay dinero, el empate contra el Levante, Atlético y Madrid en el horizonte... Y en estas que llega Cúper y se planta en primera línea de batalla. ¿Que es difícil puntuar? Claro, eso ya lo sabe él, pero lo que no puede ser es que la gente haga ya la cuenta de la lechera pensando en ir a Gijón con sólo un punto. Menos lloros, más apoyo y a pensar en positivo, que falta nos va a hacer. ¡Ups...!