O se cambia, o esto no lo salva nadie

O se cambia, o esto no lo salva nadie

Ya no es que no nos guste cómo cace la perrita o que la orina del enfermo tenga un color malo, malo, malo... Es que todo el mundo ve que, o hay un cambio de 180 grados, o esto no hay quien lo salve. Echo en falta de todo, y no sólo en el equipo sobre el césped. Al margen de la poca sangre que uno aprecia cuando las cosas van mal dadas (no hay esa vergüenza torera que haga encerrarse atrás al rival) la afición ha tirado la toalla. Ni un ánimo, nada de apoyo cuando el partido aún está vivo, pitos al que sale del campo (Stuani), pitos al que entra (Ariel), gritos contra Pernía, lío con las pancartas de la gradona, pero acaba el partido y, cuando realmente hay que hacer todo eso, cinco segundos de silbidos e indiferencia total. Adiós y hasta el próximo velatorio.

Elegimos mal los tiempos. Luego Cúper reconoce que aún no ha dado con la tecla y ve como una afrenta que se le pregunte si después de tanto tiempo se ve capacitado para encontrar esa tecla... Los jugadores salen escopetados del vestuario mientras su entrenador habla a la prensa para no tener que hacer declaraciones, otros directamente salen por otra puerta; sólo Toño dio la cara, como siempre. Éste está a las duras y a las maduras. Montalvo tiene un lío a la salida con un grupo de chavales que le increpan, Alí y la Interpol... Y a todo esto, el equipo ya es el último. Pues no, no hay mucho a lo que agarrarse. Sigo esperando como agua de mayo a Kennedy, pero corro el riesgo de ser reiterativo y algo pesado. Pero es que no veo otra alternativa, lo siento.