Al Barça se le está gastando el villarato

Al Barça se le está gastando el villarato

Al final no se levanta el césped del Camp Nou, ya ve usted. Hace pocos días el Barça pidió el cambio de fechas de la eliminatoria con Osasuna (jugar primero en Pamplona y la vuelta en el Camp Nou) para que así diera tiempo a renovar el césped. La mera pretensión pareció inverosímil desde el principio. Primero, porque jugar la vuelta en casa se considera, en general, una ventaja deportiva: y segunda porque fue justamente Osasuna quien soportó sin queja el retraso del Barça en aquel esperpéntico viaje del año pasado, cuando el Barça creyó que el cierre del tráfico aéreo iba con todos menos con él.

Pero a lo que iba: no se cambia ya, ni ahora ni luego, resulta que vale como está. Entonces, ¿por qué aquello? La explicación es difícil, porque hay que descartar que se tratara de una simple añagaza para buscar esa ventaja deportiva de jugar después. Quizá más bien refleja que allí se incuba un mundo de mimo y caprichos que lleva a estas extravagancias, y esta vez la extravagancia se ha topado con la negativa. El Barça no ha encontrado el apoyo ante la Federación para intentar hacerle una nueva pirula a Osasuna y ha desistido. Abusar demasiado de las influencias hace que éstas se gasten.

Y eso es lo que me parece que le está empezando a pasarle al Barça. En twitter me retan muchos culés por el villarato y este es buen momento para decir que se va moderando a ojos vistas. Esto es un síntoma. Hace un año la Federación accedió a aplazar el partido de Pamplona y sólo frenó por la indignación de Izco. El Barça no sale ya tan bien en los arbitrajes y Velasco Carballo, que le costó dos puntos en Valencia, ha sido designado como árbitro español para la Eurocopa de Ucrania-Polonia. Si no fuera por la gambada de Pérez Lasa y Piqué, casi podríamos decir que se ha alcanzado la normalidad.