Memorias de un adolescente

Memorias de un adolescente

Hace tiempo que no lo escuchamos. Hoy no se dan las circunstancias y ciertos cariños han desaparecido, pero llegó a ser una divisa, casi un lema: Del Bosque, igual que otros futbolistas de su quinta, solía decir que llegaron al Real Madrid siendo niños y en el club de Concha Espina se hicieron hombres. Casillas al margen, ya pocos crecen así, y los que sí hicieron ese camino fueron extraordinarios: Raúl debutó siendo un adulto de 17 años, mientras Guti seguía con niñerías para lo bueno (el taconazo de Riazor) y para lo malo, cuando se marchó a Turquía a los treintaytantos.

El peliagudo Caso Benzema tenía más soluciones en los manuales psicológicos sobre la adolescencia que en las leyes del fútbol. El proceso se ha cerrado con una sentencia definitiva: el delantero francés es hoy un futbolista extraordinario. Mejor de lo que nunca fue. Pero, además, ha dejado de ser ese adolescente distraído y timorato que sembraba dudas hasta en su entrenador. Benzema ya no es el niño del presidente. Es el último futbolista en hacerse adulto en el Real Madrid.