Mourinho tiene vocación de Schettino

Mourinho tiene vocación de Schettino

Bien mirado, el Madrid está bastante bien. Escapado en la Liga con cinco puntos de ventaja, reciente goleador del Athletic. Brillante octavofinalista en la Champions. En la Copa ha perdido el partido de ida de octavos con el Barça por 1-2, cosa que no es ideal pero tampoco una catástrofe. Pero todo eso se derrumba porque el ego de Mourinho sufre. Sufre porque ni la afición ni los jugadores están satisfechos con salir acobardados ante el Barça y se lo hacen ver. Los jugadores de palabra y la afición con música de viento. Y Mourinho desliza que se va, que piensa saltar del Madrid como Schettino del Costa Concordia.

Ya lo amenazó el año pasado por estas fechas. Todo quedó en hacerse el interesante, en dar la murria para que echaran a Valdano, que le estorbaba. Ya sin él se vio más libre para hacer cosas como traer un comodín por treinta millones (de su mismo agente) y un muchacho apellidado Mendes con el que no le ha importado ponerse en evidencia. Como manager ha dado un cante serio. Como entrenador sigue siendo excelente, salvo cuando choca con el Barça, que le desborda. Lleva el 5-0 grabado a fuego en la frente y se lo ve cada vez que se afeita. Como esas cicatrices de espejo de los toreros.

Ahora, ¿qué arreglo tiene esto? Echar a Valdano era un mal trago, pero los malos tragos pasan. Ahora, ¿cómo se le desagravia? Habría que echar a Casillas, a Sergio Ramos y a esos cuantos miles de socios que le pitaron cada vez que los ultrasur arrancaban sus gritos de apoyo hacia él. Me temo que tendrá que marcharse, y que tanta paz lleve como gloria deje. Y si se lleva tras de sí a los ultras, mejor. Juntos lo pasarán divinamente en cualquier otra parte, sin tanto pseudomadridista como hay por estos pagos. Y si se queda, que no maree. Y que salga con valentía en el Camp Nou.