Paternidad. Sin el brillo de un Barcelona- Real Madrid pero con una intensidad que en muchos rincones del mundo futbolero no se consigue, volvió el Superclásico argentino. Un Superclásico extraño, con condimentos inéditos por el descenso de River, pero con un ganador repetido en los últimos tiempos: fue Boca, que festejó en su ley. Rigor, concentración y efectividad. Ganó por 2-0 en Chaco.

Duro. Se retiró Palermo, se lesionó Viatri, llegó Cvitanich y ahora contrataron al uruguayo Silva. Con matices, todos son muy buenos delanteros. Pero el héroe de Boca Juniors en Chaco fue Nicolás Blandi, un 9 de la cantera que mamó experiencia en Argentinos Juniors y cada vez que entra mete dos goles. Creer, reventar y festejar.

Lamento. River empezó mejor, pero recibió un gol y el Chori Domínguez (su 10) perdió la cabeza. Harto de que le hicieran faltas y no los sancionaran, pegó una absurda patada por detrás, fue amonestado, insultó y amedrentó al árbitro... Obvio, vio la roja y dejó a su equipo con un jugador menos a los 25 minutos. Puede recibir una dura sanción a pagar en el torneo.

Revancha. Este domingo, los dos gigantes del fútbol argentino, Boca Juniors y River Plate, volverán a verse las caras. Tal vez con equipos distintos, pero con la obligación y adrenalina habituales. Boca llegará ancho y River, en estado de alerta. Después, cada uno seguirá su camino: en Primera y Segunda. Sí, aún suena increíble.