Se merece un adiós triunfal

Se merece un adiós triunfal

Cuando Carlos Sainz conquistó el Dakar, fui de los que pensó que había llegado el momento de su retirada. De él siempre se espera que sea capaz de repetir, así que tiene más que perder que ganar, pero como el madrileño es un luchador nato, volvió a Sudamérica y pasó lo que entraba también en los pronóstico: que llegó Al Attiyah y le arrebató la victoria. En 2012, Volkswagen decidió no continuar con su programa de carreras desérticas y Sainz se quedó con las ganas de volver a intentarlo. Una circunstancia un tanto frustrante, porque de alguien de su talento (y diría que superioridad) se esperaba algo más que un adiós tan lejos de sus ambiciones.

Ahora nos cuenta Sainz que le gustaría volver y yo me alegro de que sea así. Porque una vez que ha cedido su corona dakariana, la situación es completamente opuesta: todo por ganar y nada que perder. Sobre todo cuando sus opciones de éxito son más que solventes, porque soy de los que piensa que su superioridad en términos de pilotaje y conducción pura es claramente superior. Y la experiencia en raids ya la tiene, así que sus opciones son tan firmes como para sembrar la preocupación entre sus rivales, empezando por el gran especialista del Dakar, el francés Peterhansel. Lo que ahora le va a resultar difícil es encontrar ese coche competitivo que le permita exhibir tanto talento, pero si lo consigue que nadie dude que Sainz volverá a tener todo en su mano para repetir triunfo. Y entonces, ya casi rondando los cincuenta, sí que estaría en la mejor disposición para retirarse de la competición por la puerta grande... La única que merece, dicho sea de paso.