Messi aún no es el barrilete cósmico

Messi aún no es el barrilete cósmico

Miguel Muñoz, seleccionador de España en México-86, resumió muy bien lo que Maradona hizo en ese Mundial: "Argentina ha ganado los partidos y Maradona ha ganado el campeonato". Sus dos ayudantes en esa edición, Miera y Suárez, dieron por buena la sentencia del maestro. Los jugadores españoles, entre los que se encontraban míticos como Camacho, Gallego, Urruticoechea, Señor, Eloy, Calderé, Gordillo, Rincón y otros tantos igual de buenos, esperaban los partidos de la albiceleste para hacer comparaciones, que para los de su generación eran con Cruyff.

Tras ese Mundial de México, la opinión generalizada es que Maradona había superado el nivel del holandés. El barrilete cósmico, como definió Víctor Hugo Morales al Pelusa tras su gol en el Azteca a Shilton (no el de la mano de aquí al lado, sino el otro del mismo partido, en el que arrancó desde su propio campo y sentó a seis ingleses antes de marcar) había entrado en la leyenda de los más grandes de la historia.

Luego del célebre partido contra los ingleses, Argentina y Maradona avanzaron hasta la final. Allí se encontraron con Alemania, que ese día jugó de verde. Brehme se ocupó del marcaje del Diego, que otra vez ganó el partido el solo y otorgó el título mundial a la selección de Bilardo. Argentina era Maradona y un grupo de buenos jugadores entre los que estaban Enrique y Valdano. Argentina no tenía equipo para ganar un Mundial, pero tenía a Maradona. Eso es precisamente lo que reclaman los argentinos a Messi, el nuevo barrilete cósmico: que gane un Mundial el solo. Que lo gane con Burdisso y Bolatti. Porque claro, para ganarlo con Iniesta y Xavi, ya está España. Este es el reto futuro que le espera a La Pulga.