Marcelo y Kaká levantaron la fiesta

Marcelo y Kaká levantaron la fiesta

Bueno, pues el Madrid está en las semifinales, a poco que se presente en forma y hora el Miércoles Santo en el Bernabéu. El APOEL se ha colado con mérito hasta un nivel que no es el suyo y ayer se dio el gusto de recibir a todo un Real Madrid, pero ahí acabó todo. Hizo un partido flojo, parapetándose sin más esperanza ni ilusión que retrasar los goles. Y los retrasó, pero al final se llevó tres de un Madrid desganado y confuso durante la primera hora de juego, pero que dio un salto grande con la entrada de Marcelo y Kaká. Jugaron cerca uno del otro, perforaron la banda izquierda y salvaron un partido tostón.

La gran novedad fue Sahin. Mourinho hizo bien en reservarle este partido, porque era previsible su desarrollo: fútbol lento y en cincuenta metros. Y mucha posesión para el Madrid. Las condiciones ideales para un jugador que no es una gacela, que además no ha alcanzado su mejor punto, pero que tiene calidad y panorama ideales para una noche así. Jugó bien, sobre todo hasta el descanso. La fatiga le apagó en la segunda mitad, pero antes de ser sustituido por Granero lanzó uno de sus mejores pases, un magnífico envío largo a Cristiano. Su precisión en este apartado es un valor muy serio.

Pero en realidad fue la noche de Marcelo y Kaká. Salió, como nos temíamos, Coentrao. Soy consciente de que nuestra portada de ayer tenía un aire de provocación, pero es que ya canta cómo Coentrao tiene escaparate en los partidos 'top', los de Champions y los del Barça. Es un jugador estimable, pero Marcelo es realmente otra cosa. Y si tiene cerca a Kaká y se asocia con él, mejor todavía. Para ellos fue la noche. Y para Benzema, que marcó otros dos goles, con lo que ya lleva siete en esta Champions. Cristiano se fue sin marcar y muy pitado. Suyas serán otras noches por venir, más importantes.