Eliminatoria viva, ilusión muerta

Eliminatoria viva, ilusión muerta

Si para algo sirvió el partidito que se marcó el Valencia en el Vicente Calderón fue para dejar en buen lugar a su afición. Va a ser que por Mestalla la gente no está tan majareta como desde fuera se piensan. Que algún mal le ven a su equipo desde hace tiempo y que por ello protestan. Que se queja por lo que pasa en el campo y no porque le dé la gana hacerlo. Que los resultados no lo son todo y que el fin no siempre justifica los medios. Que lo del final de ciclo de Unai es algo tan obvio como la flor que tiene, porque no de otra forma se entiende que el Valencia saliera vivo del Manzanares, porque lo está, al menos en lo que a la eliminatoria se refiere, aunque por sensaciones, fútbol e ilusiones salió con los pies por delante y amén. Cierto es que cuando pasen las horas y se acerque el partido de Mestalla, ese gol encajado por Courtois y anotado por Ricardo Costa hará que unos y otros vean la vuelta con otros ojos. Y quizás en siete días la caraja la tengan los de Simeone y la noche los de Unai, aunque también pienso que la casta que le echaron los jugadores rojiblancos se tiene o se inyecta... y son cuatro años sin noticias de ella por Valencia.

Ayer hubo un equipo que sintió suya la final de Bucarest y otro que parecía que no sabía ni que estaba en juego. El Atlético quiso a la semifinal como ella se merecía y el Valencia salió como quien va a ligarse a Paris Hilton con pulseras de plástico del todo a cien. Quedó retratado Unai; pero más aún los jugadores. Pero si algo siempre da el fútbol, es una segunda oportunidad.