Sus lágrimas fueron las lágrimas del madridismo

Sus lágrimas fueron las lágrimas del madridismo

Lo pasé fatal delante del televisor. Como miles y miles de raulistas-madridistas. Nos emocionó ver tanto cariño y respeto por su persona, pero nos rompió el corazón que esas imágenes no hubiesen tenido otro contexto, otro escenario, otra camiseta...

Imagínense esta doble página con las fotografías ubicadas en el Bernabéu, con Raúl acompañado de sus cinco maravillosos hijos vestidos todos de blanco, como lo hizo su padre durante 16 largos e inolvidables años...

Enorgullece como español y como raulista que la gigantesca y ejemplar figura del 7 logre que un país tan orgulloso como el alemán sea capaz de rendirse a sus pies de esta manera. Carteles redactados en perfecto castellano y más de 8.000 camisetas en las gradas con la leyenda de "Gracias, Señor Raúl". El videomarcador del Veltins Arena mostraba las proezas del crack de la Colonia Marconi en estos dos años en los que a los mineros del Schalke les han sabido como dos décadas irrepetibles. Tanto, que han retirado el 7 para siempre. Alucinante. Alguien en la redacción de AS me decía que le parecía exagerado. Pero le repliqué sin titubeos: "Dos años trabajando con Raúl dejan huella, cambian el modelo, modifican comportamientos, obligan a inyectarse el gen del ganador humilde, del obrero sin hora de salida...". Raúl se puso a llorar mientras sostenía a su pequeña María. Ahí me hundí y seguí su senda con unos lagrimones que se mezclaban con un doble sentimiento de rabia y de admiración.

Y me llegaron decenas de mensajes de amigos que tampoco pudieron evitar llorar a su lado. Queremos una explicación. ¿Por qué demonios no hemos podido despedir a nuestro Raúl en el Bernabéu como se merece? En las peñas sigo viendo cada fin de semana tantas camisetas de Raúl como de Casillas o de Cristiano. Él hubiera aceptado encantado un homenaje mundial con el Bernabéu a reventar. Más vale tarde que nunca, pero cada día que pasa lo veo más lejos. Ahora imagino que le harán otro en Catar. ¿Por qué? ¿Por qué?