Puyol y Messi mandan a parar

Puyol y Messi mandan a parar

Un oráculo barcelonista, Alejo Stivel, que alterna la música con la pasión azulgrana, me lo había advertido: "Será un homenaje a Pep, y marcarán seis". Marcaron siete, y fue un homenaje a Pep. De tal magnitud que incluyó dos factores que el pronto exentrenador acarició como una máxima: el juego de equipo y el respeto al contrario.

El juego en equipo lo garantizó Messi, que se convirtió en el asistente necesario para muchas de las jugadas que mostraron el prestigio de una forma de hacer del Barça. Y el respeto al contrario surgió del inicio de una estupidez que Puyol cortó de raíz cuando el equipo marcó el quinto gol de la noche en Vallecas. Alves y Thiago iniciaron un baile de celebración, y el capitán se cargó de la adrenalina que les ha transmitido Pep, le dio una colleja al hijo de Mazinho y convirtió la celebración en un espasmo del que el equipo sobrevivió gracias a la veteranía. Esa fue una iniciativa muy noble de Puyol, que representó las enseñanzas éticas que Pep deja en la frente de estos jóvenes que con él han alcanzado una madurez que no sólo está en las piernas que chutan el balón sino en la cabeza que piensa como derrotar al contrario. Messi es el fabuloso faro del equipo, Puyol es el estandarte. Los dos mandaron anoche en el campo. Por Guardiola. Ese será su legado.