Carlos Soria y el derecho a dudar

Carlos Soria y el derecho a dudar

Oyendo el partido del Sporting de Gijón y el Villarreal el locutor dijo algo que me hizo reflexionar al respecto del uso del lenguaje y el verdadero significado de las palabras. "Es que aquí todos se están jugando la vida". Quizás el futbol, y lo que lo rodea, sea un exceso, porque en ese momento pensé que los que se estaban jugando verdaderamente la vida eran los montañeros y sherpas que estaban tratando de subir al Annapurna. No es una metáfora, es una realidad concreta. En otros deportes te juegas la gloria, la fama y el dinero. A veces las tres cosas al tiempo. En la montaña te juegas volver a casa a ver tu familia. Así que es fácil entender que si deportistas del nivel, la fuerza y el talento de Messi y Cristiano dudan cuando van a lanzar un penalti, y a veces lo fallan, cómo no van a dudar ahora mismo Carlos Soria, Ferrán Latorre y Juanito Oiarzabal, metidos dentro de su tienda, oyendo sus miedos mientras miran una fotografía gastada de alguno de sus seres queridos.

Hace sólo tres días en el espacio Tiempo de Aventura de El Larguero, me preguntó José Ramón de la Morena cómo iba la expedición de Carlos Soria y qué análisis hacía yo. Creo que se entendió perfectamente que les deseaba toda la suerte del mundo. Yo no lo veía claro, y menos después de ver una fotografía de la montaña cargada de nieve como nunca y con fuertes vientos barriendo la cima. Y nuevamente, ayer, Carlos y Tente Lagunilla han tenido que darse la vuelta por el riesgo de aludes. Son las mismas previsiones que tienen atados al campo base a otros amigos en el Everest y en el Shisha Pangma. Están en una situación difícil y comprometida y son ellos los que ahora tienen que tomar decisiones porque están allí, en el terreno de juego, y porque tienen que ver, no con subir o bajar de categoría, sino con la vida y la muerte.

Son decisiones vitales, en la literalidad de la palabra. Y por eso tienen derecho a dudar. Es posible que si fallan (como les ha ocurrido a los tres alpinistas desaparecidos este invierno en el Hidden Peak) no tengan oportunidad de volver. De volver a intentarlo, de volver a ver a la gente que quieres, de volver a tener tu parcela de gloria, que, en nuestro deporte, será un recuadro en el periódico. Nos pasamos la vida armonizando anhelos contradictorios, el bienestar y el reto imposible. Aspiramos a huir de la angustia pero muy a menudo debemos enfrentarnos a ella. En momentos así sólo la inteligencia y la valentía nos harán superar el miedo. Y nuestra capacidad de saber que la vida es lo mejor que tenemos pero que no vale vivirla de cualquier forma. Por eso tienen derecho a dudar.