Empieza a resultar un ejercicio de Sudoku encajar en las pretemporadas del Madrid el Trofeo Bernabéu. En su arrancada de caballo inglés fue un alarde organizativo que convertía la cita en unas semifinales de la Copa de Europa, con Bayern Múnich, Ajax, Milán o Liverpool como invitados habituales. Todo el continente futbolístico estaba pendiente de lo que sucedía en la verde pradera del Bernabéu. Pero el fútbol creció, llegó la Champions y aumentó el número de equipos y de fechas para habilitar la nueva competición. Encima, la FIFA dio otra fecha dedicada a las selecciones en el mes de agosto, lo cual ha encorsetado el calendario hasta dejar menos huecos que la Gran Vía en Navidad.

El Madrid cerró un acuerdo con el Millonarios de Bogotá para hacerle un homenaje a Di Stéfano, que cumplirá 86 años el 4 de julio. La ocasión merece una presencia de todas las estrellas de Mou, con Cristiano y Casillas al frente. Y si hay que jugar el trofeo a finales de septiembre, que así sea. Mejor eso que meterlo un 12 de agosto (como ocurrirá con el Gamper), con la mitad de la ciudad y de los peñistas de vacaciones y con el bañador y las chanclas recién puestos. Eso sí, hay que mantenerlo como sea. Don Santiago es sagrado.