El Barça, merecido campeón. El Madrid ha mejorado mucho respecto a campañas anteriores, pero no lo suficiente para batir a su eterno rival, que sigue siendo un ejemplo a seguir. Una vez más la palabra clave ha sido equilibrio. El Real ha logrado un altísimo potencial en ataque, pero en defensa no llega a la solidez del Barça. El juego interior azulgrana marcó la diferencia. Lorbek, Vázquez y Wallace fueron muy superiores a los pívots madridistas. Tomic y Begic no estuvieron a la altura necesaria, con lo cual no se notó la lesión de Ndong ni el descarte de Perovic. Está claro dónde ha de reforzarse el conjunto de Laso si quiere ser campeón. Cuando pase la amargura de no haber podido cerrar la temporada con un doblete, el Madrid debe asumir que el balance ha sido bueno: título de Copa y presencia en la final de Liga, lo que no había alcanzado en cursos precedentes.
Llega la hora de analizar lo positivo y lo negativo. Ver qué jugadores han crecido a la hora de la verdad, a la hora del playoff, y cuáles no han dado la talla. También deben analizar aspectos tácticos. En ataque deben botar menos y pasar más y mejor. En defensa robustecer la zona y el rebote defensivo. Con pocos retoques, el Madrid puede seguir progresando. Tiene juventud y talento. Laso ha logrado mucho en un año y ha revitalizado a jugadores que estaban en eclipse. Pero el Barça, aunque esté teóricamente en final de ciclo, lo pondrá difícil. Creus ha demostrado que sabe fichar al tiempo que debilita a rivales directos. Primer ejemplo, Abrines, perla del Unicaja que irá a Barcelona.
