La obsesión del Barça con Mourinho

La obsesión del Barça con Mourinho

La vieja madriditis del barcelonismo, cuya causa fueron tantos años de derrotas ante el Madrid, tiene un último vestigio, ahora que las victorias culés han llegado y en cuantía nunca soñada: Mourinho. Todo se proyecta sobre él. Más de un madridista con el que he comentado los defectos de Mourinho (en sus actitudes, porque como entrenador siempre valoré su excelencia) me ha dicho que basta ver cómo de nervioso se pone el Barça con él para saber cuánto le conviene al Madrid tenerle. Actos como el de ayer del buen Toni Freixa, arremetiendo contra los indultos, me confirman en esa idea.

En primer lugar, con Mourinho es indultado también Tito Vilanova, y eso que salimos ganando. Hubiera sido malo que faltara al primer Clásico. Él también estaba suspendido, por responder con un pescozón al dedo en el ojo. También se salvan Özil, Marcelo y Villa, al que será una felicidad ver de nuevo. Y muchos otros suspendidos de acá y acullá, con la sola excepción de Benítez, cuya sanción no pasa por el ojo de esta aguja. En segundo lugar, esta es una costumbre inveterada de Villar, y canta como una almeja que sólo haya habido tal alarma cuando entre el puñado de beneficiados está Mourinho.

Y en tercer lugar, es mejor que el Barça se tape. Por esa gatera se escapó de la suspensión de participar un año en la Copa, a la que se había hecho acreedor por su cutre e insólita retirada ante el Atlético. Y del cierre por el cochinillo, es verdad que previamente se enmarañó el asunto con un cambio de estatutos (previo acudir el Barça a la justicia ordinaria, nada menos) pero el golletazo final se dio en un indulto de estos, y justo en las elecciones duras, las de Gerardo González. Pero toda consideración es poca ante la fabulosa dimensión que el Barça otorga al 'problema Mou'. Mi amigo tenía razón.