El Madrid ya sabe cuál es el camino

El Madrid ya sabe cuál es el camino

Si el Barcelona llega al concierto y sale todo como se planeó, si el director de la orquesta impone el ritmo que desea, si los instrumentos se tocan con sincronía, si la sinfonía tiene la misma cantidad de sentido colectivo y talento individual, no hay ni un solo equipo en el planeta que les pare. Pero si antes de llegar a la sala de música el autocar que les transporta tiene un accidente, si alguien desafina, si al violinista principal le falta entusiasmo, todo suena mal. Y les cuesta mucho reencontrar el ritmo, las soluciones. Durante un tiempo extraordinario han tocado con maestría, pero hace meses que las cosas no salen con la misma precisión.

El Madrid ha ido ajustándose hasta conseguir que los accidentes se repitan, creando trampas para que el violinista no se sienta cómodo. Y lo de ayer fue la prueba definitiva de que el Barcelona ha perdido comba con respecto al de hace un año y que el Madrid sabe jugarles. Ayer tuvo mejor actitud, más intensidad, la valentía de defender cuarenta metros alejados de Casillas (o sea, Messi estaba a esa misma distancia), ganaron todos los duelos antes de cansarse y tensarse peligrosamente. Al Barça, pese a su orgullosa reacción, quizá le toca corregirse (herejía, ya sé). Y el Madrid, recordar que ése es el camino.