Adiós para siempre al 'Pupas'

Adiós para siempre al 'Pupas'

Entre la fantasía y la pura realidad. Un atlético apenas encuentra las palabras para describir cómo se siente. Con este cuarto título europeo en dos años, el sentimiento rojiblanco roza límites casi desconocidos para la emoción humana. Este segundo broche de oro y diamantes en Mónaco, la espléndida goleada y dominio absoluto frente al todopoderoso Chelsea, las gradas del estadio Louis II teñidas de rojiblanco, cuatro finales continentales y ninguna medalla de consolación en lo poco que llevamos del siglo XXI... Ya está fuera de debate que el Atlético logra borrar para siempre la imagen de equipo perdedor que tenía desde el Doblete y que ya se venía diluyendo con las gestas de Hamburgo, Bucarest y la primera conquista monegasca en 2010. Ser del Atlético y sufrir ya no va siempre a la par. Hay que enterrar para siempre las maldiciones y el término Pupas y mirar al futuro con entusiasmo.

El Cuerpo Nacional de Policía ya se va acostumbrando a ponerle vallas protectoras a Neptuno y, a su vez, la afición le va cogiendo el gusto a eso de visitar la plaza de la estatua del dios de los mares. Lo mejor de todo es que ya no existen jóvenes atléticos que no hayan visto a su equipo lograr grandes éxitos. La infancia colchonera puede presumir de haber gritado los goles de Kun, Forlán y, ahora, Falcao en el Calderón y disfrutar de una cantera que produce a jugadores como Mario, Gabi y Koke. Como ya dijo Simeone después de la conquista de Bucarest, la nueva generación rojiblanca puede vestir orgullosa su camiseta del Atleti y eso, en sí, es otro motivo más de orgullo.