Sobre correcciones sin público

Sobre correcciones sin público

Jiménez lleva prácticamente tres semanas encerrado a cal y canto con su equipo, para corregir todos aquellos aspectos principales del juego que le están costando al Zaragoza. A saber: la estrategia en las pelotas detenidas, la aplicación táctica de varios futbolistas, el déficit de recuperación de balones en el mediocampo... El técnico está apretando duro a sus jugadores en cada sesión, y, simplemente, no quiere público ni cámaras para evitarse juicios posteriores sobre esas correcciones generales o particulares. Su elección parece excesiva a estas alturas de la temporada, pero se acabará considerando conveniente, si da sus frutos. El propio Roberto, uno de los pesos pesados del vestuario, reconocía ayer su mejora en los balones parados después de los partidos frente al Málaga y la Real. Ahora sale más de puerta, tal y como le pide Jiménez en cada entrenamiento.

Son también los casos de Apoño o Romaric, de los que el entrenador quiere una mejora inmediata de su intensidad y de su agresividad con la pelota. Los números están ahí. En estas seis primeras jornadas, Apoño ha recuperado apenas 16 balones y sólo ha hecho una falta. Romaric, 19 y dos, respectivamente. Datos preocupantes en las dos columnas principales del centro del campo y que están obligando a José Mari a multiplicarse en el orden defensivo. Todo eso se lo ha dicho ya Manolo Jiménez a Apoño y Romaric. Y se lo repite todos los días, pero sin luz ni taquígrafos. El fútbol ha cambiado tanto que ahora ya ni los entrenadores pueden echar broncas en público.