Devaluación forzosa en la cumbre

Devaluación forzosa en la cumbre

Pues hoy no veremos a España. O quizá sí, si tenemos paciencia o la pierde el propietario de los derechos de ese duelo ante Bielorrusia que tiene más guasa de la que parece. Estamos, en cualquier caso, ante una situación insólita, pero reveladora de cómo el fútbol no puede abstraerse de su tiempo. De igual manera que hace treinta años resultaba imposible traer la señal desde Malta, hoy se antoja inabordable para un operador español pagar un millón de euros por un Bielorrusia-España un viernes de puente fuera del 'prime-time'. Ni la Selección el día de la Hispanidad, colmo del entusiasmo patriótico, regatea a los recortes. La crisis se ha llevado por delante ese interés general que siempre tuvo un precio y que es papel mojado si alguien no lo paga.

El fútbol, como el resto de la sociedad, debe afrontar una devaluación. Cuenta José Ángel de la Casa que por un partido del equipo nacional se pagó en el pasado cuatro veces lo que se pide por este. Aquellos tiempos pasaron y quién sabe si volverán. Recuerdo que Villar siempre exigió en la subasta de los derechos de los partidos de la Selección que fuesen ofrecidos en abierto. Encontró en TVE un socio ideal, que garantizaba máxima cobertura y los ingresos que precisaba la Federación. Pero TVE ya anuncia que no renovará su compromiso por lo que paga ahora por los partidos de casa. Y los de fuera nunca estuvieron en sus manos. Hay que asumir que en el mejor momento de su historia, España vale menos que nunca. El 'alguien pagará' ha llegado a su fin.