Xavi, según un amigo

Xavi, según un amigo

Cuando estaba en el Barça, durante los entrenamientos a veces me paraba y sonreía viendo a Xavi. No cometía ningún fallo. Yo me preguntaba: "¿Cómo es posible?" Era un placer". Seguramente haya pocas definiciones más brillantes que esta de Xavi. Es de Alexander Hleb, que anoche volvió a ver a su amigo en Minsk y, por consiguiente, a no ver el balón. Hace tiempo que Xavi se siente en paz con el fútbol y consigo mismo, él que durante años fue tan discutido hasta en su casa.

Xavi se siente triunfador de la batalla contra quienes dudaron de la idea de la que es bandera. Y la defiende con pasión. "Intocable", decía hace días. Sus exhibiciones son de normalidad. En apariencia, como ayer, son sencillas asistencias, pero esconden la esencia del juego. Xavi no lo sabe, pero al crío que no tendrá el desborde de Messi ni el músculo de Cristiano le da alas comprobar que lo natural puede triunfar. Xavi no es Balón de Oro pero tiene el mejor Libro del Fútbol.