Cuando Francia nos perdió el miedo...

Cuando Francia nos perdió el miedo...

Cesc falló al borde del descanso un penalti que nos hubiera llevado al vestuario con el 2-0. Juanfran regaló un balón en el 93' que facilitó el ataque rápido del fatal empate. El fútbol es un juego de instantes. Es un fluir constante, sí, pero el resultado se decide en centésimas de segundo, en acciones fugaces que pasan dejando huella o sin dejarla. Ayer a España se le fue la victoria en esas dos acciones, en dos fallos puntuales, pero en este caso eso no quiere decir que el resultado no sea justo. Lo fue. Cuando Francia nos perdió el miedo, en la segunda mitad, nos descompusimos demasiado.

El gol de Giroud dolió, pero nos lo merecimos. Por pitar la Marsellesa primero, ofensa absurda e inútil a un país al que debemos bastantes buenas influencias; por el atarugamiento de Juanfran también, sí; pero sobre todo porque toda la segunda mitad estuvimos a merced de Francia, descompuestos y casi se podría decir que en pánico. Y porque Del Bosque politiqueó al meter a Torres en busca de su casa de ayer y de siempre en lugar de ajustar el juego metiendo a Javi Martínez. No pasa nada por ser prudente alguna vez, no es desdoro, y esta era una ocasión que lo requería. Era una emergencia.

Hay paliativos, sí. España salió con una defensa remendada, que empeoró más aún cuando se lesionó Arbeloa. Este jugador parece el patito feo del grupo (como antes Capdevila) pero su eficiencia se nota cuando no está. Aguantó a Ribéry y sin él éste se desató. Con eso, la entrada de Valbuena, el atrevimiento general de Francia más un desplome colectivo de confianza que provocaban pérdidas de balones y descompensación del grupo, la verdad es que en la segunda mitad nos pintaron la cara. El gol llegó en el 93' y duele más, pero pudo llegar antes. Ahora habrá que ir a París a ganar. Eso, o la repesca.