A pesar de que Mourinho no le deja completar nunca los 90 minutos, Higuaín sigue demostrando una fe inquebrantable en sus posibilidades. El argentino allanó el camino nada más salir de la caseta y volvió a ratificar que su moral está muy por encima de los minutos que le da su entrenador en los partidos más importantes de la temporada. A pesar de que su relación minutos-goles es espectacular, da la sensación de que Higuaín siempre está bajo sospecha, que todo lo que hace se analiza con mayor exigencia que la que soportan otros de los grandes delanteros de Europa.

A el Pipita se le ha endurecido el gesto porque sabe que, de momento, en los choques de más cartel, el elegido es Benzema, pero el argentino aplica la única receta que conoce para revertir esta situación: goles y trabajo. Entiendo que haya gente que prefiera recordar sus fallos ante el Barcelona, pero yo prefiero quedarme con sus goles...