Oviedo y Cristiano, amor y desamor

Oviedo y Cristiano, amor y desamor

Ayer estuvimos en Oviedo, empapándonos de esa hermosa historia que se ha producido en torno al Real Oviedo, en cuya difícil situación se ha implicado muchísima gente. La situación está encarrilada, pero no resuelta, porque el tema es de aúpa. En el largo debate que mantuvimos con dos centenares de oviedistas, el presidente y algunas figuras de la historia del club, se detectó sobre todo ilusión. No sé aún lo que saldrá de todo esto, aunque espero que el final sea feliz, pero regresé con la sensación de haber disfrutado de un día singular por la vibración que se ha despertado en torno al club.

Una historia de amor, en suma. Una historia que contrasta con lo que cuenta Manu Sainz en este mismo ejemplar, y que no viene a ser sino una recaída en las relaciones entre Cristiano y el Madrid. ¿Otra vez? Sí, otra vez. ¿Y ahora qué pasa? Pues de nuevo incomprensión, y la incomprensión lleva al desamor. Cristiano fue el gran damnificado del partido con el Levante, pero la nota del club fue dedicada a la inútil tarea de defender a Pepe. Esa es una. La otra, que acaban de salir los mejores jugadores de la LFP del curso pasado, nueve premiados en total (tres del Madrid), y Cristiano no aparece.

En lo primero el fallo del Madrid es evidente. Creo que aquello fue una nota torpe, esencialmente porque pasaba el debate del ojo sangrante de Cristiano a la pelea en el túnel. Olvidaba a la víctima y se aplicaba a la defensa de un reo. Era hablar de lo que le venía bien al Levante, no al Madrid. En cuanto a lo segundo, Cristiano piensa que el club podría tomarse más molestias para impulsarle en este tipo de votaciones, cosa que él entiende que sí hace el Barça por Messi. Es la estrella del equipo, cumple con esfuerzo y goles, pero se siente respondido con indiferencia. Y la renovación sigue colgada...