Una ilusión contagiosa

Una ilusión contagiosa

Seguimos vivos.Tal y como pintaban las cosas tras las calificación del sábado, el resultado de ayer en el GP de Estados Unidos sólo puede calificarse como positivo, no el mejor posible pero casi lo siguiente a la vista de las circunstancias. El Ferrari de Alonso sigue lejos del Red Bull de Vettel y arrancando octavo (finalmente séptimo) parecía más que probable que el alemán saliera de Austin como tricampeón del mundo. Así que salvada la primera bola de torneo, podemos seguir soñando que el milagro es posible.

Acierto de Ferrari. Tengo que reconocer que no me gustó demasiado la decisión de la Scuderia de llevar a Massa a la penalización para beneficiar a Alonso con una posición en el lado bueno de la parrilla. Me pareció que, siendo indiscutiblemente legal y legítimo hacerlo, se alteraba de forma artificial el devenir de los acontecimientos. Pero opiniones personales al margen, lo cierto es que la estrategia fue todo un acierto, ya que permitió al asturiano realizar una grandísima salida, en buena parte responsable de encontrarle al final de la carrera en el podio.

Un aliado inesperado.Los alonsistas, casi por definición, podemos considerar a Hamilton como una piedra en el zapato. Es difícil olvidar todo lo que ocurrió en aquella funesta etapa de Alonso en McLaren, pero puede que su triunfo de ayer ayude mucho a cerrar viejas heridas. El británico le robó siete puntos valiosísimos al líder, tanto como que gracias a ellos cambia de forma significativa el planteamiento que Vettel deberá realizar este próximo domingo en el GP de Brasil.

Primero, realismo...Y precisamente mirando ya hacia adelante, lo primero que conviene es ser realistas. El título está muy complicado, básicamente porque el paquete que forman Vettel y Red Bull es claramente superior al de Alonso y Ferrari. Lo hemos vuelto a comprobar durante todo el fin de semana en Texas y parece poco probable que algo vaya a cambiar sustancialmente en apenas cinco días. Así que la ventaja teórica es para el enemigo... pero sólo la teórica.

...después, esperanza. Porque en la práctica, todos sabemos bien que en Interlagos cualquier cosa puede ocurrir. Los números apuestan por Vettel, pero el deporte es mucho más que eso. Y para refrendarlo, nada mejor que acordarnos de aquel triste domingo de 2010 en Abu Dhabi, cuando Fernando tenía en la mano una corona que finalmente cedió precisamente al alemán, que era tercero entonces en la tabla de puntos.

El poder de la ilusión.Nadie se explica muy bien de dónde procede el optimismo galopante de Alonso, pero lo cierto es que está teniendo efectos diría que milagrosos en el devenir de los acontecimientos. La lógica apunta a que Vettel debería ser ya campeón hoy y, sin embargo, no es así. Su ilusión es contagiosa, porque como él mismo proclamaba ayer "aquí no están permitidos los pensamientos negativos".

Un domingo para soñar. Así que hay que prepararse para dejarlo todo bien atado en la tarde del domingo, parapetarse en el sofá y disponerse a disfrutar de una tarde que puede ser histórica... o terrible. Porque haber nadado hasta aquí para morir en la orilla sería una decepción de ésas que tardan en cicatrizar...