El militante convertido en símbolo

El militante convertido en símbolo

Oleguer Presas trató siempre de no hacer ruido, pero en un mundo plano, los discordante llama la atención. Enseguida se le colocó la etiqueta de jugador antisistema y no por su falta de rigor táctico. Estudiante de económicas, comprometido con las luchas vecinales de su ciudad, significado en denunciar la xenofobia y el fascismo, un día se vio envuelto en una protesta contra el cierre de un local de Sabadell en el que hubo un enfrentamiento con la policía. Nada extraordinario para muchos jóvenes. Pero ellos no jugaban en el Barça. Demasiadas estridencias para un personaje público. Oleguer era un militante que los suyos y los opuestos convirtieron en símbolo. Y eso que él siempre abominó de los caudillajes.

Su convocatoria para una jornada de convivencia con la Selección despertó un morbo desproporcionado. Nunca se dudó de Nadal o de Pau Gasol, por poner dos ejemplos, cuando por compromisos deportivos o comerciales excusaban su presencia con sus equipos nacionales. Él, menos relevante que estos dos, pasó a ser más símbolo que dos leyendas... muy a pesar suyo.