La larga ausencia de Nadal

La larga ausencia de Nadal

Se van a cumplir cinco meses con Nadal alejado de las pistas. Cinco meses en los que le echamos en falta en Wimbledon (perdió en segunda ronda ya aquejado por la lesión), en los Juegos Olímpicos, en el Open USA, en la final de Maestros y, sobre todo, en la Davis. En este tiempo, Ferrer, hecho un coloso, ha ocupado el vacío que dejó Nadal. Ganó un Masters 1.000, el de París, y en la Davis, tanto en las semifinales ante Estados Unidos como en la final, tuvo una actuación heroica. En estas semanas hemos visto la mejor versión de Ferrer, y por eso es aún más de lamentar la larga ausencia de Nadal. Ambos hubieran formado una pareja de ensueño en la pasada final de la Davis en Praga, y ahora estaríamos celebrando la sexta Ensaladera.

Afortunadamente, Nadal ya ve el final del túnel. Su largo parón no ha tenido que perjudicarle. Al contrario. De haber seguido forzando, las consecuencias podían haber sido gravísimas. Dejó la temporada a medias tras perder, ya maltrecho, con el checo Rosol en Wimbledon. Una lástima, porque tras haber ganado en Roland Garros, Montecarlo, Roma y Barcelona, más haber alcanzado la final de Australia, Djokovic ya no era invencible. Ahora, como Federer y Murray, aguarda su regreso. Hay que resolver quién es el mejor de este cuarteto, al que ojalá se sume Ferrer. Desde luego, el nivel al que ha acabado la temporada le sitúa más cerca de los cuatro grandes que a la cabeza del pelotón de perseguidores. Nadal y Ferrer ¡qué pareja!