Adán salió con los ojos vidriosos de La Rosaleda

Adán salió con los ojos vidriosos de La Rosaleda

Adán (25 años) estaba desolado después de ducharse en el vestuario de La Rosaleda. Mirada perdida, cabizbajo y con los ojos vidriosos. No le sirvieron ni los ánimos de un viejo amigo, Xabier Mancisidor, que fue preparador suyo en el primer equipo con Pellegrini. El guardameta titular ante el Málaga fue el miembro de la plantilla del Madrid que peor encajó la derrota. Cuando aterrizó en las categorías inferiores con nueve años, jamás imaginó que su gran oportunidad le dejaría un sabor tan amargo.

Adán siempre fue uno de los porteros mejor valorados dentro de La Fábrica. En su familia hay tradición de porteros. Su hermano, Alfonso, juega actualmente en el Juvenil B. Antonio no había faltado desde los 15 años a ninguna convocatoria de las categorías inferiores de la Selección. Jugó tres temporadas con el Madrid C y en verano de 2006 se proclamó campeón de Europa Sub-19. Capello le llamó para realizar la pretemporada con el primer equipo. Le seducía su altura (1,90), su habilidad con los pies y su sobriedad. Pero en noviembre de 2007 se rompió los ligamentos de su rodilla izquierda. Su proyección se frenó y meses más tarde volvería a recaer. Retomó el vuelo y llegó a ser capitán del Castilla.

Con la llegada de Mou debutó en partido oficial (23 años) ante el Auxerre por la lesión de Dudek. "Adán debe sentir que el futuro es suyo", decía el portugués. Jugó cinco partidos y encajó dos goles. La temporada siguiente, sin el polaco, disputó cinco (dos ante la Ponferradina, dos en Champions con la clasificación ya lograda y uno de Liga sin nada en juego) y encajó cuatro tantos. Este verano se quiso ir, pero Mou le frenó. Ahora lleva seis partidos y 10 goles recibidos. O sea, que recibe 1,6 goles por encuentro.