Que no cunda el pánico. El Madrid no quiere vender a Cristiano. El PSG desiste de ninguna intentona oficial porque conoce perfectamente ese rechazo de Florentino a negociar por su megaestrella. Y Cristiano, que nadie se lleve a engaño, tampoco se quiere ir del Bernabéu. Lo que le fastidia es que le estén ninguneando en el trato y en algo tan fácil de entender en la vida como el "cariño personal". Quien piense que el portugués no quiere renovar por una simple cuestión de dinero es que no se entera de qué va esta vaina.

Hace casi cuatro años se presentó en Chamartín ante 85.000 fans y gritó, con una sonrisa de oreja a oreja, "un, dos, tres, ¡Hala Madrid!". Eso jamás se lo escucharán a Mourinho, capaz de mostrarse eufórico por el simple hecho de haber dejado a la bandera del madridismo y de la Selección en el banquillo. Pero Cristiano no tiene nada que ver con Mou. El 7 es noble, superprofesional y disfruta haciendo historia con el mejor club de todos los tiempos. Pero Florentino tuvo una mala respuesta al nombrarle a Messi el día que dijo que estaba triste. Presidente, esto sólo lo puedes arreglar tú. Hazlo.