Un viajero peligroso en el fortín

Un viajero peligroso en el fortín

A la gente le sonó a broma el día que Pedro Herrera lo contó, pero era verdad: el Zaragoza tuvo apalabrado en su día el fichaje de Falcao y Marcelino prefirió a Uche. Estas cosas pasan en el fútbol. Y en la vida: hay pocos ejecutivos más célebres en la historia de la música que aquéllos de Decca Records que rechazaron a los Beatles porque no le veían futuro a un grupo de guitarras. En su lugar eligieron a los Tremeloes: vaya a preguntar por ellos. El caso es que ahí está el Tigre colombiano, pegando alaridos de gol. Y el Zaragoza, de vuelta de su paseo por el lado salvaje de Agapito.

Estos son equipos de autor, si vale la cursilería. Se quiere decir: temperamentales, a semejanza de sus técnicos. Simeone y Jiménez, ex compañeros en el Sevilla, fueron siempre espíritus torrenciales. Juegan con barajas distintas, claro, pero su trabajo ha mejorado el producto. El Atlético tiene razones para sentirse seguro en el Calderón. Ahora, este Zaragoza justito de personal (faltan Álvaro, Movilla, Romaric y Aranda) se ha arreglado para ganar cuatro veces fuera y dibujar un perfil de viajero peligroso.