Tarde de ausencia

Tarde de ausencia

El Zaragoza pasó como un alma en pena por el Vicente Calderón. Ni defendió, ni atacó, ni puso en el menor compromiso al Atlético. Fue una tarde de ausencia en toda regla, que choca con el oficio, el espíritu y la seriedad que el equipo avispa ha exhibido como visitante en toda la primera vuelta. El Zaragoza venía de dos victorias consecutivas a domicilio, en Vallecas (0-2) y en San Mamés (0-2), pero la cuerda se le acabó en el coliseo rojiblanco. No tuvo opción, porque no estuvo.

Aunque Jiménez acorazó el mediocampo con Pintér, el equipo aragonés se vio siempre superado por el Atlético, que se adelantó con un gol de cabeza a balón parado y luego puso la sentencia de penalti antes del descanso. El Zaragoza dejó demasiados espacios a su espalda y careció de cualquier respuesta. Baste señalar que su único disparo a puerta lo firmó a Apoño pasada la hora del partido. Aunque el árbitro, hay que consignarlo, se tragó un penalti de Miranda a Víctor.