Campana y se acabó

Campana y se acabó

Despierta Karim. La empanada de Benzema, capaz de fallar a puerta vacía enviando la pelota rumbo a La Alhambra sin nadie delante, fue el resumen del penoso partido jugado (discúlpenme el lapsus lingue) por el Madrid en Granada. Todo es posible en esta maravillosa ciudad y el todavía campeón de Liga se empeñó en poner un nuevo borrón imperdonable en un curso digno de incluir en la Sala de los Horrores. Ganó el Granada. Justamente. Felicidades sinceras.

Maldición del Sur. Lo recordábamos ayer en la página 3 de AS y ni siquiera el aviso estadístico supo frenar el gafe geográfico. Cada vez que esta temporada baja el Madrid de Despeñaperros, palmatoria segura. Sevilla (en el Benito Villamarín y en el Pizjuán), Málaga y anoche Granada. Los aires del Sur le sientan mal a este Madrid ciclotímico, capaz de enganchar y entusiasmar a su paciente afición tras las vibrantes noches con el Valencia, en Liga, y con el Barça, en Copa, y de provocar un dolor de cabeza y una frustración colectiva tras el fiasco de Los Cármenes. Menos mal que el calendario ya no deja más huecos por esta bendita tierra

¡Esos córners! Está claro que cuando Mourinho se despierta de madrugada empapado en sudor y gritando desesperado es porque aparece en su hiperactiva mente la imagen de un córner sobre las porterías de su Madrid. Es una gota malaya, una tortura china, una empanada permanente Con el de Granada ya van ocho goles encajados a raíz de un saque de esquina. Inaudito. Que el gol fuera de Cristiano es pura anécdota. Alguien tiene que defender el primer palo y el crack portugués siempre está dispuesto a ayudar a su zaga. Tranqui, crack. Ha sido tu primer gol en propia puerta y seguramente habrá sido el último, campeón.

"Ese es mi Graná". El cántico de Los Cármenes estaba más que justificado. Quique Pina ha sido capaz de reactivar a su equipo con un electroshock de banquillo y de campo. Ha sido el jeque del mercado de invierno y con Alcaraz ya han dibujado un saludo muy emotivo: "¡Bienvenido, Lucas!". El entusiasmo de gente como Nolito, Aranda o Recio deja claro que el dinero bien invertido siempre tiene retorno.

Volvió Marcelo. El regreso de Marcelo frenó el Expediente X en que se había convertido la situación del lateral brasileño. Ante el Valencia jugó 45 minutos hace casi tres semanas, y desde entonces permanecía como un avión en El Triángulo de Las Bermudas. Missing. Perdido. Saltó en la recta final del partido para intentar certificar que necesita tiempo para ser lo que sabemos que es, el mejor lateral izquierdo del mundo, aunque ahora parezca una fotocopia borrosa, lastrada por el sobrepeso. Y de Di María prefiero no hablar mucho. Si alguien le encuentra, llámenme. ¿Qué ha sido de él?

Mateu, vete ya. Un árbitro malo, sin más. Creerse original no te otorga más conocimiento, sólo capacidad de llamar la atención. Perdonó la expulsión a Modric y también un empujón a Cristiano dentro del área. Mateu quiere ser célebre por algo imperdonable en un árbitro: dejación de funciones.

No lo merecían. Si por algo me duele este nuevo fiasco es por la maravillosa afición que tiene por esta zona el mejor equipo de la historia del fútbol. No me olvido de la peña de Albuñol, ni de las almerienses de El Ejido (¡galácticos!), Albox y Berja. Y esos fieles heroicos de la Peña Real Madrid Melilla. Ánimo, amigos.