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Mercedes debe dar credibilidad a su proyecto en F-1

Mercedes debe dar credibilidad a su proyecto en F-1

Mercedes es una gran empresa, un enorme grupo industrial. Fabrican, entre otras cosas, excelentes automóviles de turismo y su prestigio es uno de los más consolidados del sector y con argumentos de peso. Un potencial que ha decidido exhibir en la competición al máximo nivel que representa la Fórmula 1, aunque de momento sin los resultados apetecidos, muy lejos de las expectativas. Manejan un presupuesto importante, cuentan con grandes especialistas (encabezados por el hombre que fue capaz de conquistar un título contracorriente, Ross Brawn), han contratado a pilotos de relumbrón... En fin, todos los mimbres necesarios para construir una escudería ganadora que, sin embargo, no termina de cuajar.

Además, el Mercedes está fallando demasiado a menudo en un factor clave y que apunta directamente a la línea de flotación de una compañía de su prestigio: la fiabilidad. Cada vez que uno de sus monoplazas se avería ante los ojos del mundo entero, esa estrella de tres puntas que tanto representa pierde algo de su brillo. Por eso su reto está condenado a ganar en credibilidad... o a desaparecer. Mercedes no puede permitirse (si es que alguien puede hacerlo) el lujo de fracasar. Ya tuvimos un ejemplo muy significativo en este sentido de uno de sus competidores directos en el segmento de las marcas alemanas denominadas 'premium'; BMW también intentó triunfar en los grandes premios y, sin embargo, tuvo que salir por la puerta de atrás con más pena que gloria. Algo que, sin duda, en Stuttgart no quieren que se repita bajo ningún concepto...

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