El Barcelona, campeón de la Copa de baloncesto. Su vigesimotercera. Las mismas que el Madrid. En la que haya sido su peor primera vuelta de Liga en los últimos tiempos. En la Copa entró gracias a su mejor coeficiente, porque tras la decimoséptima jornada, en la que se ponía fin a la primera vuelta, que clasifica a los ocho primeros equipos para la Copa, se reflejaba un empate entre el Barcelona, el Estudiantes y el Obradoiro. Con nueve victorias y ocho derrotas. ¡Ocho derrotas el Barcelona! Que Navarro se perdiera algunos partidos no es excusa. Navarro estuvo en cinco de esas ocho derrotas, además con una presencia muy significativa, porque en tres ocasiones superó los treinta minutos de juego.

Se hace difícil de entender cómo un equipo que pierde contra Valladolid, Bilbao, Baskonia, Valencia, Gran Canaria, Obradoiro,­ Unicaja y Estudiantes es luego capaz de ganar la Copa. Su anotación media contra los equipos con los que perdió en la Liga fue de 69 puntos a favor y 77 en contra. La del Madrid, contra esos mismos rivales, de 90-74. El Barcelona es ahora campeón de Copa, mientras el Madrid se lame sus heridas. No encuentro mejor explicación para entender semejante metamorfosis, que para el Barcelona el valor de la Liga en su fase regular sea cero. Al final todo se reduce a quedar entre los ocho primeros. ¿Para qué, entonces, desperdiciar energías y esfuerzos en algo que no vale de nada? Ha sido el más listo.