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Alonso, un magnífico embajador

Alonso, un magnífico embajador

Que la imagen internacional de España no es la mejor de las posibles en estos momentos resulta tan evidente como gratuito siquiera mencionarlo. Quizá en lo poco que nos miran con buenos ojos desde fuera (excepto ciertos borrones asociados a la lacra del dopaje) es en el deporte, donde triunfamos y demostramos lo mucho bueno que podemos hacer en este país. Por eso parece evidente que si se crea una especie de diplomacia para vender la marca España más allá de nuestras fronteras era necesaria la presencia de un deportista y la elección de Fernando Alonso la considero más que acertada por varias razones de peso.

Para empezar, la Fórmula 1 es una de las disciplinas de mayor proyección mediática en todo el mundo, con un larguísimo calendario de competiciones que recorre el planeta y que, además, se transmiten en las más importantes cadenas de televisión. Dentro de este circo, Alonso es uno de los protagonistas principales, entre otras cosas porque corre con la escudería más legendaria de los grandes premios. Su prestigio no admite discusión y siempre figura entre los favoritos a recuperar esa corona que ya conquistó en dos ocasiones. Es, en definitiva, uno de los grandes de este deporte y pasea con orgullo su condición de asturiano y español, así que ¿se le puede pedir algo más a un embajador de nuestro país? Yo, al menos, me siento muy dignamente representado por él...

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