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Un Madrid hecho para robar y correr

Un Madrid hecho para robar y correr

Esperaba más del Madrid, tengo que reconocerlo, y especialmente después de un primer tiempo en el que le vi dominador. Algo que le faltó después de esa primera mitad tan intensa, en la que inflamó al público con su juego y dejó una sensación de superioridad apenas discutida por el solitario gol de Welbeck. Un gol, uno más, en un saque a balón parado contra el área propia. El talón de Aquiles de este equipo, que pierde sangre por ahí. A cambio, un ataque intenso, casi feroz, muchos remates y un cabezazo imperial de Cristiano Ronaldo. Y la promesa de más goles tras el descanso.

Pero no, el Madrid se cayó. Se cayó a medias. Digamos más bien que se calló. Se apagó el fuego, al compás del atrevimiento del United, que se asomó a la otra mitad del campo y sólo con eso creó dudas, separó al Madrid de su público. El estilo afilado de Van Persie, la persistencia cabezota de Rooney, ese Welbeck que teníamos menos en cuenta, la aparición de la leyenda en la persona de Giggs... Todo eso conformó una amenaza que el Madrid no llegó a quitarse de encima en la segunda mitad. Y esa última impresión, la de la segunda parte, es la que me pesa al escribir. En la segunda parte no asustó el Madrid.

Vimos, sí, alguna buena parada de De Gea, incluso un rechace extravagante con el pie, a metro y medio de altura, inédita parada de ‘kung-fú’. Pero también hubo sustos en el otro lado. Diego López tocó un balón al larguero, hizo un paradón en el descuento, Xabi Alonso sacó otro en la raya... Aún me parece más el Madrid, pero ayer no lo hizo valer. Quizá ni Benzema ni Higuaín están en sus máximos, o Di María mejora pero no tanto, o el mejor Coentrao aún no es Marcelo... O simplemente, es que este equipo no está hecho para jugar, sino para robar y correr. ... En fin, que en Old Trafford veremos.

 

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