No hubo partido, no hubo Juventus. Sólo se vio al equipo en los últimos veinte minutos. Demasiado poco. Pareció una nueva edición del Barça-Milán del pasado 12 de marzo, pero con unas diferencias; la primera es que el Bayern sólo ganó 2-0, y la segunda, que todavía falta un partido para sentenciar la eliminatoria. A mitad del camino hay una certeza: la Juventus, princesa en la liga italiana, se ha vuelto cenicienta en la Champions. Por primera vez ha perdido un partido en Europa esta temporada. La que era mejor defensa en la Champions, con cuatro goles recibidos, sigue siendo la mejor con seis, pero como el Málaga, que tiene un partido menos.

La Juventus se ha salvado gracias a su capitán y su número uno como nunca, Buffon, que ha sido el gran protagonista del equipo. No pareció la Juventus que eliminó al Chelsea y al Celtic en los octavos, porque Pirlo parecía el primo del mejor futbolista italiano y el medio campo no existió. Conte, que siempre es capaz de cambiar el equipo en el transcurso de los partidos, esta vez pareció dormido porque hizo el primer cambio en el minuto 65, cuando entraron Vucinic y Giovinco por Matri y Quagliarella. Pogba debió entrar antes. Ahora todo queda abierto. La Juventus intentará la remontada en Turín.