Higuaín, el acorazado de Mourinho

El Pipita continúa en la línea inconformista que le ha hecho un delantero importante en Europa. Está acostumbrado a rebelarse cuando las cosas no le terminan de salir y ayer lo hizo a lo grande: con una obra de arte cuando el partido se estaba poniendo incómodo y un generoso pase de gol a Cristiano. Incluso parece haber olvidado que el club no termina de decidirse en firmarle la renovación que Mourinho le prometió el pasado verano para evitar su marcha. El delantero ha asumido en numerosas ocasiones el rol de suplente consciente de que su rendimiento no ha estado a la altura de su nivel.

Después de quedarse en el banquillo en la Champions, Higuaín se reivindicó de la mejor manera, con goles, calidad y un trabajo en equipo incansable. Su capacidad de respuesta para cada suplencia es siempre la misma: apretar los dientes y ponerle difícil al entrenador la próxima alineación. Higuaín no tiene la calidad técnica que adorna a Benzema, pero mientras el francés acusa demasiado los impactos negativos, el Pipita es como un acorazado en el que rebotan las malas sensaciones. Después de una temporada mediocre de ambos, el entrenador ha logrado que lleguen en perfecto estado de revista al tramo decisivo de la temporada. Puede que el argentino vuelva al banquillo de los suplentes cuando reaparezca la Champions, pero cuando le toque salir al campo volverá a tirar de la misma receta que le ha hecho ser un delantero deseado por casi todos: goles y comerse el verde.